Paco Ibáñez, símbolo de la «canción protesta» que floreció en la España de los años 60 y 70, actúa mañana a las ocho de la tarde en el Valey de Piedras Blancas. El regreso a Asturias del veterano cantautor valenciano ya ha agotado las entradas de venta anticipada para la cita, quedando disponibles menos de un centenar, que se venderán en taquilla dos horas antes de la actuación.
Con una quincena de álbumes en los que su voz recia ha musicado a los poetas clásicos de la lengua castellana, Ibáñez encabeza una generación de intérpretes que incluye a Raimon, Ovidi Montllor o Labordeta. Fue calificado en los años 60 como «el Brassens español», algo que testifican tanto su austera y carismática puesta en escena, que no ha cambiado en todo este tiempo, como el disco de homenaje al maestro francés que publicó en 1979.
Entre esa fecha y 1990 Ibáñez renunció a grabar, al tiempo que canciones como «Andaluces de Jaén» iban alcanzando la categoría de leyenda. Desde 1998 ha vuelto a editar discos con regularidad, y estos días ultima en Barcelona la producción de su nuevo álbum, donde la tónica de poesía, guitarra y vinculación a los ideales siguen siendo su principal constante.