La corporación industrial Glencore se hizo el pasado 1 de octubre, tras muchas dificultades, con el holding anglosuizo de empresas mineras Xstrata. Los dos grupos juntos controlan alrededor del 70 por ciento de la producción del cinc en Europa. Pero sus inversiones van más allá del interés exclusivo por este mineral. New Glencore -el nombre provisional del nuevo gigante europeo- comercializa también plomo, carbón, aluminio, cobalto, cobre, petróleo o níquel. Además, cuentan con una división de cereales. Glencore ha comprado y Xstrata, al final, se ha dejado comprar.

Esta operación no le es ajena a Asturias, que se juega lo suyo en el envite. Xstrata es la propietaria -casi al 100 por ciento- de la empresa Asturiana de Zinc (Azsa) y el grupo Glencore, antes de hacerse efectiva la fusión, controlaba el 34 por ciento de Xstrata. Así que la planta fundidora de San Juan de Nieva está llamada a ser una pieza clave en el tablero metalúrgico internacional como integrante del futuro mastodonte de las materias primas.

La empresa que preside Santiago Zaldumbide es la tercera que más cinc produce del mundo después de las plantas de Ansan, en Corea (Korea Zinc), y Chandari en India (Hindustán Zinc), pero tiene un plus añadido: es una de las más eficientes del planeta. De hecho, desde que comenzó la crisis, la fábrica de Castrillón no ha hecho otra cosa que aumentar la producción de cinc metal año a año.

La suma de Xstrata y de Glencore convierten el mercado del cinc -al menos, en Europa–en una especie de monopolio, de ahí que la Comisión de la Competencia de la Unión Europea haya salido a escena. Se produjeron dos millones de toneladas de cinc metal en el continente. Un millón y medio de ellas salieron de fundidoras controladas de una y otra manera por New Glencore (511.000 toneladas en Castrillón). El resto se lo reparten el grupo New Bolinden y tres pequeñas plantas en el Este de Europa: ZHG Boleslaw (Polonia), KCM (Bulgaria) y Trepca Zinc (Kosovo). El mercado mundial es gigantesco y la nueva compañía es la que dirá a partir de ahora la última palabra.

Pero, ¿quiénes son los protagonistas de la fusión del año? Dos gigantes mundiales, dos grupos con intereses semejantes que desarrollan sus actividades desde Suiza y llegan a todo el planeta. Las oficinas centrales de Glencore se encuentran en la localidad de Baar y las de Xstrata, en Zug. Tanto Baar como Zug forman parte del cantón de Zug, en la zona germanoparlante del país helvético. Es decir, Glencore y Xstrata habían sido hasta ahora empresas vecinas.

Pero las relaciones entre una y otra compañías no se limitan sólo a la buena vecindad. Los dos principales ejecutivos del nuevo grupo son Mick Davis (presidente de Xstrata desde 2001) e Ivan Glasenberg (presidente de Glencore desde 2002). Los dos son judíos (Davis es miembro del Jewish Leadership Council) y los dos nacieron en Sudáfrica: el primero en 1958 y el segundo, en 1957. Davis comenzó su carrera en Glencore, compañía que emplea a Glasenberg desde los primeros años ochenta. Los dos acordaron controlar el nuevo grupo, en tanto en cuanto los reguladores antimonopolio den de paso a la nueva superempresa. Davis estará al frente de New Glencore en un primer momento mientras que Glasenberg tomará el relevo posteriormente. ¿Dónde irá después Davis? Su futuro -según se apunta en medios financieros internacionales- es más que probable que se encuentre en la corporación minera Anglo American, cuya dirección ha quedado vacante tras la renuncia a ella de Cynthia Carroll, que la presidió este último lustro. Se da la circunstancia de que Anglo American estuvo en el punto de mira de Xstrata hace unos años. Finalmente, el intento de fusión de estas dos compañías no prosperó.

Las diferencias entre las dos corporaciones radican en la forma de hacer negocios: Glencore se dedica a la especulación de materias primas y Xstrata, por su lado, trabaja en la extracción y manufactura de esas mismas materias primas. Glencore es la heredera de la compañía Marc Rich & Co., una firma que fundó uno de los empresarios más polémicos de la historia reciente. El creador de la compañía obtuvo prósperos dividendos de su asociación con el régimen franquista, con la república islámica de Jomeini, con la revolución cubana o con el apartheid sudafricano. Dedicó buena parte de su vida a la especulación de materias primas. Primero para Philipp Brothers y, después, para sí mismo. A mediados de la década de los setenta fue cuando lanzó la compañía que, andando el tiempo, se convertiría en una de las primeras del planeta en su sector.

Xstrata, por su parte, comenzó su desarrollo comercial con la adquisición de buena parte del negocio del carbón de Glencore. De hecho, los vasos comunicantes entre una y otra compañías son palmarios en el ir y venir de los miembros de los consejos de administración de las sociedades. Xstrata, en la actualidad, explota el negocio minero mundial y es líder, sobremanera, en los sectores del cinc y del ferrocromo? Posee las minas más importantes del mundo. Y, además, una de las compañías fundidoras más importantes del planeta (Asturiana de Zinc). Se han sentado en el principal órgano de decisión de la compañía de San Juan de Nieva empresarios tan destacados -y de fidelidad tan señalada hacia Glencore- como Willy Strohotte o Daniel Maté Badenes. Parecía, pues, que las dos empresas, al final, acabarían «casándose». Y AZSA es testigo de excepción de la boda.