La isla de la Ladrona es madrileña. El islote es de propiedad privada según consta en el Registro de la Propiedad de Avilés y está calificada como rústica. Desde el siglo XIX, la peña situada en el litoral castrillonense pertenece a una familia ligada a los Gutiérrez Herrero (que dan nombre a una calle avilesina), pero con ramificaciones en gran parte de la geografía española, sobre todo en Madrid. La primera inscripción de La Ladrona en el Registro de la Propiedad de Avilés data del año 1886 y la que aún está en vigor es de septiembre de 1948. Algunos de los seis hermanos propietarios de la peña se unieron a familias del ámbito militar y que tuvieron una presencia pública a mediados del pasado siglo XX.

El nombre originario de la peña era Ladronina y está situada en el término de Sopiedras, frente a la playa de Santa María del Mar. Según los datos del Registro de la Propiedad, la extensión de la isla es de 100 metros cuadrados de los que 20 metros cuadrados están destinados al labrantío y el resto la cubre el mar sobre todo durante la pleamar.

La Ladrona es un objetivo de los conservaciones que llevan años peleando para que el Principado declare el islote Monumento Natural. La isla es lugar de refugio y de alimentación de especies marinas como el halcón peregrino o el cormorán moñudo. Además, hay especies vegetales como la berza marina, una planta incluida en el catálogo de especies amenazadas del Principado. En marea baja se puede acceder fácilmente a La Ladrona, un espacio que, además del mar, está rodeado de leyendas como que allí solían aparecer cadáveres de ahogados.