Los diez alumnos de la Escuela de San Miguel de Quiloño se encontrarán con una aula completamente renovada cuando regresen de las vacaciones de Navidad. El suelo, el techo, las paredes, los muebles… Todo estará como nuevo gracias al trabajo de sus padres, que han aprovechado el parón navideño para enfundarse el mono de trabajo y dar otro aire a la escuela. «La verdad es que estaba bastante mal. Necesitaba un cambio y hemos optado por hacerlo nosotros mismos. Tampoco había alternativa», asegura una madre.

Las obras comenzaron el primer día de vacaciones. «Había mucho que hacer y nos pusimos manos a la obra. Trabajamos todos los días menos Navidad y año nuevo, por turnos, en función de nuestros horarios de trabajo», asegura otro de los padres mientras da los últimos toques de pintura al a pared. También han renovado los muebles y el suelo, que ahora cuenta con parquet flotante, e incluso han cambiado la distribución del aula, «para que entre más luz», añaden con orgullo.

La Escuela de San Miguel de Quiloño forma parte del Centro Rural Agrupado de Castrillón-Illas, en el que también se integran las de Naveces, El Pontón, Pillarno, La Peral y Callezuela, éstas dos últimas en el vecino concejo de Illas.

El centro suministró el material, y los padres se encargaron de poner la mano de obra. El resto de los vecinos de San Miguel de Quiloño también aportaron su grano de arena. «Unos nos traen comida y bebida, y otros organizaron una campaña para recaudar fondos en la que ha participado todo el pueblo. La verdad es que la colaboración ha sido impresionante», y los resultados saltan a la vista. El aula está como nueva.