Un nuevo apagón de farolas afectará a las zonas rurales del concejo. En los últimos meses, el gobierno local redujo el alumbrado público en todas las localidades castrillonenses, pero ahora se está analizando el apagado de más farolas en los núcleos rurales, según señaló ayer el concejal de Obras y Servicios, José Luis Garrido. «Todas las localidades castrillonenses se han visto afectadas por la disminución del alumbrado público, pero en la zona rural aún pueden hacerse más recortes», indicó el edil.

Las medidas de ahorro energético que el gobierno local inició hace casi dos años no están siendo suficientes para rebajar la factura municipal de la luz, que podría superar el millón de euros el año pasado. «Todavía no tenemos los datos definitivos del coste de la luz en 2012, pero tendremos que seguir apagando farolas», manifestó.

«En la zona rural sólo quedarán encendidas las farolas que den servicio a viviendas y aquellas que sean imprescindibles por motivos de seguridad vial, tanto para los conductores como para los peatones», explicó Garrido.

Lo que tienen claro los vecinos de la zona rural es que, pese al recorte de luz en las zonas urbanas, los residentes en esas áreas tienen mejor alumbrado que ellos y piden que se repartan los sacrificios. La campaña de ahorro energético comenzó en el otoño de 2011 con el apagado de farolas en Piedras Blancas, Salinas, Raíces Nuevo, Arnao, San Juan y Coto Carcedo. En octubre pasado se retiraron del paseo marítimo de Salinas unas 20 farolas ubicadas en la zona ajardinada. Ahora se encienden las de la zona exterior del marítimo. En el tramo entre el Balneario y La Peñona, entre las doce de la noche y las seis de la mañana se apagan la mitad de las farolas.

Una solución que se aplica en algunas calles de las zonas urbanas del concejo, sobre todo en Piedras Blancas, en la bajada de intensidad de la luz. Se instalaron unos aparatos en los cuadros del alumbrado que permiten aminorar la intensidad entre las once de la noche y las seis de la mañana, un tramo horario en el que desciende considerablemente el número de peatones y de coches.

Las zonas urbanas también pueden entrar en una nueva criba si la factura de la luz sigue creciendo por la subida del coste de la energía eléctrica. El «truco» que aplica el Ayuntamiento es que en las calles donde las farolas son dobles se desconecta una de las dos luminarias o se dejan puntos de luz alternos. No obstante, tanto los residentes en áreas urbanas como en las rurales coinciden en pedir que se mantenga la luz en las carreteras con más tráfico y en los cruces.

El gasto de energía eléctrica no es el único al que tiene que hacer frente el Ayuntamiento para mantener el alumbrado público. «El coste del mantenimiento de las farolas también es elevado, ya que al mes al Ayuntamiento le puede costar unos 1.500 euros, unos 20.000 euros al año», concluyó José Luis Garrido.