Noticia de La Nueva España

Las playas de Salinas y San Juan son estos días los lugares a los que llegan decenas de araos, unas aves marinas de mediano tamaño, unos 43 centímetros de longitud y 70 centímetros de envergadura que nidifican en grandes colonias, principalmente en salientes de acantilados. Estas aves son otras víctimas más de los temporales que azotan desde hace días el litoral asturiano y castrillonense. Algunos de los ejemplares de arao han sido encontrados muertos; otros han podido ser rescatados. «Estos días hemos encontrado algunos ejemplares vivos y los recogió la Coordinadora para el Estudio y la Protección de las Especies Marinas (Cepesma). Algunos ejemplares vivos los encontraron personas que paseaban por las playas y nos avisan para recogerlos», señaló un portavoz de la Policía Local de Castrillón.

Rocío Ramírez encontró ayer vivo un ejemplar de arao en la playa de San Juan. «Llamé a la policía y van a venir a recogerlo para entregárselo luego al Cepesma», explicó. Pero otros ejemplares no tienen tanta suerte y llegan ya muertos a los arenales. El arao común es una especie que tiene una mortalidad elevada a causa de la depredación de huevos y polluelos por parte de las gaviotas. A ello se une la pérdida de muchos polluelos si se les molesta o son asustados durante la cría. La falta de alimentación por sobrepesca, la contaminación y la captura de miles de araos al año para consumo humano son otras de las causas que están afectando a la esperanza de vida de estas aves.

La llegada a las playas castrillonenses de los araos, una especie protegida, no es extraña ya que a finales de enero es cuando suelen reunirse cerca de los acantilados en los que van a criar. En invierno sólo tocan tierra durante o después de los vendavales. «Es alarmante la mortalidad tan elevada a causa de los últimos temporales. Es una especie que está protegida; por ello, las personas que estos días los encuentren vivos pueden avisar a la Policía Local o al Cepesma para intentar mantenerlos en buen estado o curarlos y después volver a soltarlos si su estado lo permite», señaló un joven que encontró un ejemplar herido en la playa de Salinas.